miércoles, 6 de julio de 2016

GORDAS SIN SACO



Hay un texto de Mario Benedetti que empieza más o menos así

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo (...)


Todos necesitamos un lugar en donde no nos salvemos; porque en parte salvarse es reservarse a la tranquilidad de no esperar tanto de nosotros mismos. Creo, que la iniciativa debe estar presente en cada momento de nuestra vida aun cuando nos sintamos cansados, abandonados y hostiles. 

Por eso mismo no hay que llegar al desdén y al hastío de pensar en las esperanzas. Un día, charlando con una alumna, me musitó -No me quiero sacar el saco aun cuando estoy transpirando mucho-. A lo que inmediatamente le cuestioné ¿Por qué? y ella me contestó -Porque soy gorda y tengo brazos gordos-. 

Todos podemos enojarnos con situaciones, con momentos, con personas, con el trabajo que nos toca pero de lo único que no podemos permitir es en enojarnos con nosotros mismos. De ahí cuesta salir. En este sentido, nos concentramos en el ejemplo de mi alumna; No podemos dejar de reconocernos en los otros, nos miramos y nos comparamos pero no es pertinente llegar a la incomodidad de reconocernos incómodos con nuestras prendas. Yo tampoco me sacaba el saco. y sufría porque soy de las personas que transpiran en estado de reposo; siempre me sentía incomoda con el saco, conmigo, con mis brazos y con el chivo (transpiración). 

Quiero decirte que no te salves porque reservarte ese lugar tranquilo de estar con un saco capaz te está prohibiendo de bailar, de dar un oral, de estar concentrada en una reunión sin sacos y de seguramente de estar hecha sopa. Quiero decirte que no sacarme el saco no fue la solución nunca; porque siempre seguía siendo la gorda con saco y -transpirada-. 

No hay nada más lindo que las ganas de cambiar, de transformar tu realidad. Ser gorda, gordita, rellenita no te hace fea y eso es la principal diferencia. No te maltrates, cambiá. No te salves, sacate ese saco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario